El fruto de la Granada Judía
02/03/2021
El granado es un árbol que ofrece un fruto singular y único del tamaño de una manzana grande, cuyo interior está poblado de granos dulces.
Su zona de origen se establece entre el Kurdistan, Afganistan, Siria y la antigua Persia, y su nombre latino expresa que es abundante en granos; así los romanos la llamaban manzana de granos.
Es un fruto ligado a la historia a los pueblos que se establecieron en Mesopotamia y el Próximo Oriente con anterioridad al primer milenio antes de Cristo y que tenían lenguas con un origen común.
La leyenda atribuye a la granada el lugar que la manzana ocupa en la tentación que Eva indujo en Adán y como tal es un fruto del paraíso.
En la Roma del Imperio fue símbolo de fecundidad y riqueza y así siguió considerándoselo hasta la Edad Media cuando los andalusíes destacaron las cualidades culinarias de las granada cultivadas y las medicinales de las agrias o silvestres.
En Grecia fue consagrado a la diosa Afrodita, mientras que en Siria lo fue a la diosa Rimmel.
El historiador árabe Ahmad Al Razid dejó escrito que la ciudad hoy llamada Granada era conocida como Garnatat Al Yahud, cuya traducción significa Granada de los judíos.
Lo cierto es que el nombre de esta ciudad es sinónimo de un fruto dulce y hermoso, grato al paladar y a la vista, de delicado perfume y delicioso sabor con una historia y un ritual poético milenario.
Dicho fruto tiene un significado muy especial y esencial para los judíos, a tal punto de considerarlo sagrado. Según la tradición, cuando se abre una granada, cualquiera sea su tamaño, el fruto contiene siempre, en todos los casos, 613 granos. Éste es el número de preceptos que un buen judío debe cumplir para ser una persona ética y justa.
Este pueblo, también le concede a la granada el simbolismo de la abundancia, razón por la cual deben tomarse granadas durante la celebración del año nuevo judío a principios de otoño, momento en que dicha fruta está madurada y dulce para tomar.
Entre las variadas celebraciones festivas del calendario judío, sin duda la más solemne e importante es la semanal del Shabat, el descanso del sábado.
Durante la misma, nadie puede trabajar ni estar preocupado o triste; es un día de solaz y regocijo que debe dedicarse al estudio, la oración y al bienestar del cuerpo y del espíritu.
Como todos los días del año señalados del año hebreo, la fiesta comienza la víspera del día anterior, es decir, el viernes, una vez que han aparecido en el cielo las primeras tres estrellas y termina el propio sábado cuando ocurre lo mismo.
El Rosh Ha-shaná o año nuevo se celebra con una cena abundante con adafina, un plato muy popular entre los judíos sefarditas debido a que por tradición se elabora en una olla de barro durante la noche del viernes y se come durante el Shabat, y además un fruto infaltable, la granada, siendo un vehículo de buen augurio.