Isabel, una mujer que vivió en un mundo de hombres donde consiguió reinar por su propia voluntad. Una mujer inteligente que se construyó a sí misma y cambió la historia con sus propias decisiones.
Vivió en un tiempo del cambio entre la oscuridad de la Edad Media y la ilustración del Renacimiento. Isabel de Castilla, fundó la España moderna con la conquista de Granada en 1492. Un camino largo, difícil pero decidido que terminó con su muerte en 1504.
Una mujer con un pie en la edad media, atada a la religión Católica y temerosa de Dios, instalando la inquisición, expulsando a los judíos y luego los moriscos.
El otro pie tenía en el Renacimiento, abriendo la visión hacia el horizonte con los descubrimientos, cambiando el sistema feudal en estado, instalando un ejército profesional y el control policial. Una mujer de la transición, poniendo las bases de la España actual.
Isabel de Infanta a Reina
Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451-Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castilla desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479, por su matrimonio con Fernando de Aragón.
Enrique IV fue llamado “el impotente”. Se casó en primeras nupcias con Blanca de Navarra con quien no pude tener descendencia, anularon el matrimonio y se casó con Juana de Portugal en 1455 pero la suerte del Rey no había cambiado y en este matrimonio tampoco llegaba un heredero.
Sin embargo, nació Juana, conocida como Juana La Beltraneja, hija de la Reina y posiblemente hija de Beltrán de la Cueva, que llego a ser hombre influyente en la corte del Rey Enrique y supuesto amante de Juana de Portugal.
Después de una guerra civil, el hermanastro de Enrique, Juan, hermano menor de Isabel es elegido rey con 11 años pero la fortuna no le acompañó y muere 3 años más tarde en 1468.
Y ahora ¿Quién iba a ser la sucesora? Juana o Isabel. Isabel consiguió firmar un acuerdo con su hermanastro; el Tratado de los Toros de Guisando, por el que Enrique declaraba heredera a Isabel, reservando el derecho de acordar su matrimonio.
Enrique intenta casar Isabel con Alfonso V, rey de Portugal, el Duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia entro otros pero Isabel no acepta. Se había prometido a sí misma no casarse nunca con alguien que no hubiera elegido ella previamente. Y mientras Enrique seguía buscando esposo a Isabel, como pactado, Juan II de Aragón trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando.
Isabel y sus consejeros consideraron que era el mejor candidato para esposo pero había un impedimento legal, ya que eran primos segundos, sus padres eran primos. Necesitaban, por tanto, una bula papal que les exonerara de la consanguinidad.
El Papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría traerle al atraerse la enemistad de los reinos de Castilla, Portugal y Francia.
Personas del entorno de Isabel falsificaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en la que se le permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado.
Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de unos comerciantes y de esta forma llegar a Castilla y encontrarse con Isabel.
Entre sospechas e incertidumbres Isabel se casa finalmente en secreto en 1469 con Fernando de Aragón, hijo del rey Juan II de Aragón, primo de Juan II de Castilla. Pero con este casamiento, se rompe el acuerdo de los Toros de Guisando y Enrique proclama a su hija Juana su sucesora.
El reino cayó en anarquía pero Isabel y Fernando buscaban el apoyo de los nobles de Castilla y recuperar la confianza de un Reino.
Otra desafortunada noticia llegó en 1474, la muerte de Enrique. Momento en el que Isabel se coronó a si misma Reina de Castilla y así empezó la guerra de sucesión entre Juana y Isabel.
Pero en 1479 finalmente Isabel y Fernando se legitiman como Reyes de Castilla.
Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino, como el establecimiento de la Santa Inquisición (1478), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la Conversión obligada de los judíos, so pena de muerte o expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes.
Es importante destacar este rasgo de la personalidad de Isabel I, harto visible en su concepción de cómo se debía llevar a cabo el gobierno de las recientemente incorporadas Islas Afortunadas, para comprender cómo el proyecto de Cristóbal Colón, que había sido rechazado por otros reyes europeos, encontró acomodo en el seno de Isabel la Católica hasta el punto de financiar el plan colombino.
Isabel tuvo cinco hijos con Fernando, quien había tenido otros hijos antes de su matrimonio y probablemente después también…
Instruyó a sus hijos en que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo. Los llevó consigo durante las campañas militares, pero también veló siempre por su bienestar: Isabel, Juan, Juana I de Castilla, María y Catalina.
Al final de sus días, sufrió la mayor parte de las desgracias familiares como la muerte de su único hijo varón y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel que estaba destinado a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal.
Le siguió la presunta «locura» de su hija Juana que desafió abiertamente a su madre en Medina del Campo o la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés. Fueron varias las desgracias que la sumieron en una profunda depresión que hizo que vistiera de luto íntegro.
Estaba la corte en Medina del Campo, cuando se confirmó su grave enfermedad: una hidropesía, dijo como testigo Pedro Mártir. Pero finalmente murió de un cáncer de útero.
Isabel, consciente del desenlace, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, pidió la extremaunción y el Santísimo Sacramento. Isabel de Castilla, habiendo otorgado testamento a 12 de octubre, falleció poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504, en el Palacio Real donde pidió…
…Mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de San Francisco que es en el Alhambra de la ciudad de Granada, en una sepultura baja que no tenga bulto alguno, salvo una losa baja en el suelo, llana, con sus letras en ella. Pero quiero y mando, que si el Rey eligiera sepultura en otra cualquier iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar de estos mis reinos, que mi cuerpo sea allí trasladado y sepultado junto a él…
Finalmente Fernando de Aragón ordena construir la Capilla Real y elige a Dominico Fancelli para esculpir el mausoleo de ambos Reyes quien previamente había construido el mausoleo para su hijo Juan en el Real Monasterio de Santo Tomas en Ávila y por ello conoció a los Reyes.
¿Qué podía haber pasado si ella se hubiera casado con el rey de Portugal o si había dejado ir a Colón y Francia había descubierto América? ¿Y si ella no se hubiera autoproclamado reina de Castilla? ¿Y si en la guerra civil su sobrina Juana la Beltraneja hubiera ganado el trono de Castilla? Esto nos da una idea de las cruciales decisiones que tuvo que tomar a lo largo de su vida como reina.
Isabel de Castilla es llamada «la Católica», título que le fue concedido por el papa Alejandro VI mediante la bula «Si Convenit», el 19 de diciembre de 1496. Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que utilizaron a partir de ese momento los diferentes reyes de España.